Comentario
En esas condiciones, las elecciones previstas para el 9 de abril parecían prematuras a los elementos más radicales, que recelaban que el recién concedido sufragio universal, que había elevado el cuerpo electoral de 250.000 a más de 9.000.000 de electores, proporcionara una excesiva ventaja a los elementos conservadores que podían influir sobre una población desorientada. La manifestación obrera que organizó A. Blanqui el 17 de marzo consiguió que las elecciones se retrasaran hasta el 23 del mes siguiente, pero la Guardia Nacional reprimió otra nueva manifestación con el mismo objeto y las elecciones se celebraron con la vigilante atención del Gobierno que, a través de su ministro de Interior, Ledru-Rollin, había pedido a los prefectos que apoyaran las candidaturas de los republicanos "de la víspera", para contrarrestar a los previsibles republicanos "del día siguiente".De acuerdo con los testimonios que nos han dejado Tocqueville o Ch. de Rémusat, los electores de algunos pueblos franceses se encaminaron en comitiva al lugar de votación, a veces ordenados por orden alfabético y dirigidos por el cura, por lo que no resulta difícil entender el carácter conservador y pro-gubernamental de los resultados. De los 900 puestos a elegir, más de 500 correspondían al sector republicano moderado, del que Lamartine era el más destacado representante. El poeta, que alcanzó entonces el momento cenital de su carrera, había sido elegido por 10 circunscripciones, con más de 1.500.000 de votos. Los grandes derrotados eran los radicales y socialistas, que no llegaban a 150, con el agravante de la derrota de casi todos sus dirigentes.La participación había sido muy alta (85 por 100) pero las condiciones de ejercicio del sufragio (sin cabinas y sin sobres) permiten conjeturar que la alta participación había permitido mayores niveles de influencia a los elementos rectores de la sociedad (curas, pero también maestros o médicos rurales). De acuerdo con las previsiones del Gobierno, fueron muchos los que se convirtieron en republicanos al día siguiente de la elección. Aun con las dificultades que existen para asignar una clasificación política a los elegidos en esta primera consulta democrática de la vida política francesa, algunas estimaciones han situado en 300 el número de antiguos legitimistas elegidos, mientras que casi 200 habían sido ya diputados durante la Monarquía de julio. Este giro hacia posiciones conservadoras no tardaría en provocar un aumento de tensiones en la vida política francesa.Las elecciones complementarias del 4 de junio permitieron la elección de algunas figuras destacadas, que habían resultado derrotadas en la primera consulta, y también presenciaron el triunfo de un personaje no muy conocido, aunque sí lo fuera su apellido: Luis Napoleón Bonaparte. Aunque su elección sería anulada, volvería a ser elegido el 17 de septiembre.